Sintonías límbicas

Señales desde un inconsciente colectivo

Cuando le preguntaron, a Pablo Neruda, sobre un verso determinado de una poesía, él respondió: “Al momento de escribir dichas palabras, solo Dios y yo, sabíamos a que nos referíamos. Ahora, con el paso del tiempo y la perdida de la memoria, solo Dios lo sabe”.

Pablo Neruda era ateo, por lo tanto, no se refería a una connotación religiosa. Si no que, dicho de manera suspicaz, se entregaba al concepto de que, la idea, en el arte, y, en este caso, en la literatura, llega, y no se sabe de dónde. Simplemente llega. La literatura es mentir bien la verdad, decía Onetti. Es, otorgarles cierta espiritualidad a las cosas; supongo. Sintonías Límbicas, es el nombre que encontré, para celebrar ese concepto. Historias que llegan desde un lugar onírico, desconocido, que puede ser ese limbo que se muestra expectante y se codifica mediante estas sintonías, que cada lector desglosa a su manera. Porque siempre es así. Siempre, al leer, nos leemos. Pero en el caso de Sintonías Límbicas, al ser relatos que se manifiestan desde el interrogante; muchos de ellos. Desde el sentir; todos, y narrando una realidad que cobra otra dimensión y elasticidad en la mente y acciones de los personajes, la lectura se vuelve mucho más personal. Los cuentos parten de la realidad, pero con el flujo de las palabras, van quebrando y formando una explosión de energía. No son cuentos fantásticos, pero muchos de ellos amplían la perspectiva de la realidad. Tal vez no haya un hilo que los una entre sí, pero, si hay, puntos desde donde partir, y desde, donde la obra, como una unidad, cobra otra fuerza. La observación del caos, esa búsqueda de la felicidad, sumergidos en un mundo incomprendido. El desamor y la espera, la traición y aquella moral propia de esos personajes marginales, que, para este mundo, de supuesto orden establecido, caótico y sátiro, no tienen una moral que valga. También, los une, la fuerza de las emociones y el viaje de la mente dentro de la mente. Esa serpiente que se muerde la cola, que va formando mecanismos de tensión. Todo esto es SINTONÍAS LÍMBICAS, eso que no se sabe de dónde vino, pero llegó para ser interpretado entre el interrogante y el sentir. La respuesta, talvez, sea simplemente, el hecho en sí, de dejarse caer en un salto hacia el interior del ser, guiado por estos mecanismos que se hacen llamar cuentos, que como genero viene desde los siglos, cargado con la fuerza de la oralidad, con su espíritu gigante, de simple anécdota.     


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Julián Alejandro Rosa

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